Ayrton Peyrille, un programador de 27 años, renovó el sistema de la emblemática fuente de la plaza Independencia y creó un espectáculo único con música, luces y agua en movimiento.
Ubicada en el corazón de la Ciudad, la plaza Independencia es considerada uno de los espacios más emblemáticos y queridos de Mendoza. El 9 de julio de 2021, la histórica fuente fue reinaugurada con un novedoso sistema de aguas danzantes rítmicas e inteligentes, un show que combina música, luces y movimiento en perfecta sincronía.

Detrás de este espectáculo está Ayrton Peyrille, un joven de 27 años, que llegó a Mendoza para liderar la programación musical y visual de la fuente, aportando una mirada fresca e innovadora. El show busca resaltar el friso de la fuente y la historia del agua en la provincia. Está compuesto por más de 800 toberas que forman cortinas de agua y 350 luces que interactúan en un espectáculo único.
Su repertorio es de variada clasificación, pasando por música clásica, rock nacional, pop y música de películas y series. La propuesta también se diseñó con un enfoque en la inclusión, buscando una actividad sensorial que pueda ser disfrutada por personas con o sin discapacidad.
De fanático espectador a programador de fuentes
La pasión de Peyrille por este mundo nació en 2005, cuando visitó el Parque de la Costa, en Tigre, y vio la fuente por primera vez. “Era hipnótico. Me podía quedar sentado horas mirando cómo el agua se movía al ritmo de las luces. Lo mismo que hoy le pasa a mucha gente en Mendoza, me pasó a mí de chico”, recuerda.
A los pocos años, Ayrton empezó a explorar ese universo en internet y encontró un grupo de fanáticos de fuentes danzantes en Facebook. Allí conoció a quien manejaba la fuente de Rosario, y fue así como comenzó a aprender los primeros lenguajes de programación específicos. “Era un hobby, tenía 15 o 16 años, pero me fascinaba. Iba con mis papás a ver cómo funcionaba el sistema y después me quedaba en casa probando y programando por curiosidad”, rememora.

Cuando se mudó a Rosario, su afición se volvió trabajo. “Con 19 años empecé como operador, además de programar. Después me encargaba también del mantenimiento. Fueron años de mucho aprendizaje, porque había que adaptar la tecnología vieja a lenguajes más nuevos”, explica a Los Andes.
Fue en 2021 cuando llegó su nueva oportunidad. “Me contactaron desde una empresa que vendía electroválvulas y me hablaron de un proyecto en Mendoza. Me pidieron si podía darles una mano y terminé conociendo a la gente de Sumsa”, cuenta.
La empresa mendocina tiene a cargo el trabajo en la plaza Independencia y todas las fuentes de la provincia, como las que se encuentran en otros paseos y en el parque General San Martín. Recientemente, realizaron un trabajo en la plaza Italia, donde se instaló un nuevo sistema de iluminación “LED RGB” que permite formar las banderas de distintos países, entre otras cosas.
Ayrton viajó junto a Javi, su colega y amigo, para trabajar en el proyecto. “Nos encerramos en un departamento y empezamos a armar la propuesta. La idea era pasar de una fuente histórica, que databa de 1995, a un sistema moderno de aguas danzantes. Fueron seis meses intensos, en los que además pudimos sumar tecnología de última generación que no tiene ninguna otra fuente del país”, detalla.
Tecnología de primera
El resultado es un espectáculo único en Argentina, debido a su tecnología. En Mendoza está la única fuente en el país que cuenta con luces LED RGB, que forman los tres colores primarios y permiten crear todos los colores posibles, y con toberas móviles, que hacen que los chorros bailen al ritmo de la música.
Pero el secreto no está sólo en la tecnología, sino en la programación. “Una canción de tres minutos me puede llevar cuatro horas de trabajo. Cargo el tema en el software y, a partir de mi criterio, decido cuándo sale cada chorro, qué color de luz se usa y con qué intensidad. Es como dirigir una orquesta, pero en vez de músicos, tenés agua y luces”, describe Ayrton.
Es como dirigir una orquesta, pero en vez de músicos, tenés agua y luces

Sobre el estilo musical que elige para los espectáculos, el programador reconoce que le gusta mantener un equilibrio. “Siempre respeto un espacio para la música clásica, porque es el alma de las fuentes danzantes. Pero también incorporo lo que pide la gente local, canciones conocidas por los turistas y hasta repertorios especiales según los eventos. Creo que la clave es mezclar: que en una hora y media de show haya un poco de todo”, completa.
Su archivo actual supera los 500 temas, que van rotando para que cada noche el espectáculo sea distinto. “Hay clásicos que se repiten, pero siempre busco sumar novedades. La idea es que la gente que vuelva a la plaza se sorprenda y no vea siempre lo mismo”.
La fuente de aguas danzantes cumplió cuatro años en 2021. Según Felipe Rinaldo, subsecretario de Turismo y Cultura de Mendoza, este fue un proyecto que se trabajó en conjunto con el Ministerio de Turismo y Cultura provincial y el Ministerio de Turismo de la Nación. Rinaldo detalló que el proyecto fue financiado en un gran porcentaje por el programa nacional “50 Destinos”, y el municipio aportó el resto de los fondos necesarios para completar la obra.
El funcionario también destacó el valor de la plaza Independencia como un punto estratégico en el centro de la Ciudad. “Tiene más de un atractivo”, señaló, refiriéndose al friso, el cartel corpóreo de Amo Mendoza y el escudo lumínico donado por la Ciudad de Buenos Aires. “También tenemos el Paseo de los Artesanos, el Museo de Arte Moderno, el teatro Quintanilla y El Teatrino. Es un lugar de encuentro donde mendocinos y turistas pasan y se encuentran con esta intervención”, remarcó.
El subsecretario informó que el show se activa de martes a domingos y feriados, y que la intervención dura más o menos una hora y media, con temáticas que cambian constantemente.

Un espacio para homenajes y celebraciones
La fuente no sólo ofrece su show diario; también se transforma en escenario de eventos especiales. Allí se realizaron homenajes al recordado músico mendocino Marciano Cantero, ex integrante de Los Enanitos Verdes, y espectáculos temáticos en honor al General San Martín.
“En esos casos trabajamos en coordinación con la Subsecretaría de Turismo. Ellos nos piden una canción o una impronta particular, y nosotros armamos la programación. A veces buscamos que los chorros dibujen los colores de una bandera o que la música y las luces creen una atmósfera especial para las fotos”, explica Ayrton.
“Tenemos varios pedidos de instituciones para que la fuente tome diferentes colores según la fecha”, agrega Rinaldo. Y adelanta que se preparan intervenciones especiales para las próximas semanas. “Ahora se nos viene, por ejemplo, Semana de Francia, y en octubre la gente del consulado de Alemania también solicitó una intervención”, comenta el subsecretario.
Ayrton reconoce que los comentarios del público es lo que más lo motiva. “Mucha gente me dice que volvió a la plaza después de años sólo para ver la fuente. Otros la usan como lugar de encuentro. Es lindo sentir que el trabajo genera emoción y vuelve a darle vida a un espacio tan importante de la ciudad”, admite emocionado.
Aunque también recibe críticas. “Algunos dicen que falta más música local, otros que la fuente no siempre sigue el ritmo como quisieran. Pero eso es parte del arte: cada uno lo interpreta a su manera. Yo lo tomo como un estímulo para seguir mejorando”, concluye.
La importancia del mantenimiento
Mantener viva la fuente requiere más que programación. Cada tanto, el sistema necesita de mantenimiento, con limpiezas profundas y arreglos técnicos para garantizar su funcionamiento.“De nada sirve programar algo perfecto si el mantenimiento falla. Es un trabajo en equipo y, por suerte, acá lo tenemos muy sólido”, señala el programador.
La municipalidad suele anunciar pausas temporales para las tareas de refacción, como ocurrió en julio y agosto de este año.
Además de la fuente de la plaza Independencia, este proyecto se ha extendido a otras fuentes de la Ciudad. Recientemente, se restauró la de la plaza Italia y también la de la plaza España.
Por Victoria Asmat (diario Los Andes)
Fotos: Daniel Caballero / Los Andes